martes, 27 de diciembre de 2016

La capacidad de escribir

No me considero un gran escritor. Cuando estoy creando una entrada para este blog no me gusta la gramática que uso, el vocabulario, las expresiones... Es por eso que, antes de publicarla la leo varias veces y cambio algunas cosas. Después, aún las edito alguna vez más para corregir cosas que me siguen sin gustar y que se me han pasado. Y aun así, veo que no soy capaz de alcanzar el nivel en mis textos de otros blogs que sigo.

Es por eso que, observando mis limitaciones, admiro a gente que puede llegar a escribir relatos con una belleza y una riqueza en su expresión como éste. Aunque es un poco largo os recomiendo perder un rato en su lectura, no tiene desperdicio.

Pseudoalucinación parasitaria de hoy: Los Versos de un Loco - Presuntos Implicados.

lunes, 26 de diciembre de 2016

Yo también vi el Madbear (desde lejos)

Si seguís las noticias un poco o si los oriundos habéis tenido el valor de acercaros a la calle Preciados, habréis notado que este puente los provincianos hemos invadido Madrid, haciendo que andar por Sol fuese poco menos que una aventura de riesgo.

En mi caso, fui con una tía veintipico años mayor que yo con la que tengo una buena relación y, de vez en cuando, nos hacemos un viajecito. Este año pensábamos ir a Málaga, pero por problemas de fechas lo cambiamos por la capital del reino. Hicimos lo clásico: hostal en Huertas, museos, cines y teatro. Hay dos cosas que se salieron fuera de lo común: mis visiteos a los amigos de mis tiempos de estudiante (hice la carrera allí) y la coincidencia de fechas con la Madbear.

Gracias a Pasa el Mocho, ya estaba al tanto del evento que se organizaba, así que me pasé los días ojo avizor a ver cuántos osos cazaba (con la mirada, claro). Los primeros días fuimos a museos un tanto alejados del centro. Por cierto, no me gusta comer en lugares de turisteo, pero me costaba horrores sacar a mi tía de allí. Por fortuna, el primer día conseguí llevarla a Guzmán el Bueno y el segundo a la Velázquez. El tercer día comimos en Sol y me reafirmo en la idea de alejarse de las zonas más turísticas.

Yo soy un poco ignorante con las bellas artes, pero a mi tía le encantan. El primer día vimos una exposición de los Fauvistas que no estuvo mal, pero el segundo acabamos en otra de experimentación sonora. No sé si a la esta gente tiene el cerebro demasiado tostado o un sentido del humor sensacional:


En cualquier caso,  esta exposición fue un poco excesiva para los dos. El domingo estuvimos en otra de Marcel Broodthaers, en el Reina Sofía, que era un poco menos rebuscada, pero cuando la gente empezó a filosofar sobre el concepto de arte y los urinarios vueltos del revés lo cierto es que yo, hombre ignorante, ya me perdí.

A lo que íbamos: el Madbear. Excepto el sábado, no vi muchos osos por el centro... Hasta que nos metimos en el Thyssen. No sé si la exposición de Bulgari era un buen reclamo o es que más de uno esperaba encontrarse a Borja por ahí, pero el museo estaba plagado (vi uno más guapo que todas las cosas, por cierto).

Terminado de ver ese museo, nos dirigimos al el Teatro Marquina, entre el Paseo del Prado y la calle del Barquillo y después acabamos cenando en el mercado de San Antón, al lado de la plaza de Chueca y, como os podéis imaginar, estaba lleno de individuos de dicha especie. Además, cuando van dos o tres, pasan más desapercibidos pero, cuando van en grupos de seis o siete con su indumentaria estándar (rapados, barba y camisa de cuadros) ya no. A mi tía, que no sabía de qué iba el tema, le empezó a resultar un poco extraño toda esa gente y en un momento exclamó: "¡Mira ese grupo! ¡Si parecen Hooligans!" Ay tía, si tú supieras...

Otra cosa muy común esos días es que todos tenemos la misma idea: ir a Madrid. Y la consecuencia es que te encuentras con más conocidos en Sol que en la plaza del pueblo. En el tren de vuelta me encontré con tres personas "del ambiente de la zona" que también habían pasado el puente en Madrid. Cuando nos sentamos en el asiento mi tía me pregunto que si eran pareja. Va a resultar que ella va a tener el radar más desarrollado que yo...

Pseudoalucinación parasitaria de hoy: The dancing bear - Natalie Merchant.


P.D. Empecé a redactar esta entrada hace unos días y el tiempo se me ha echado encima, así que aprovecho para desearos unas felices fiestas (con retroactividad) y una buena salida y entrada de año.