jueves, 26 de febrero de 2015

Es una forma de hablar

A pesar de que ya tengo aceptada mi orientación sexual desde hace ya un cierto tiempo, todavía hay aspectos del mundo gay que sigo viendo desde fuera y me chocan. Una cosa que me llama la atención es cómo el hecho de que a alguien le atraigan las pesonas de su mismo sexo puedan afectar a gran parte de su personalidad que, en principio, no tienen que ver con esto. En concreto me refiero a la pluma.

No es mi intención criticar a quien la tenga o deje de tener. Ya he tratado con personas que la tienen y no es un aspecto que por sí sólo me agrade o desagrade. Me puedo sentir cómodo con esa persona siempre que su forma de ser sea natural. Si hay mucha artificialidad en su tono de voz ya me chirría, pero me da igual que tenga mucha pluma o vaya de megamachote, para mí es lo mismo.

Entonces ya me pregunto cómo esa gente puede adoptar esa forma de hablar. Partamos del hecho de que no es algo generalizado, hay gente que la tiene y gente que no.

Todos tenemos un acento. Yo mismo tengo un hablar de pueblo, pueblo. Es cierto que el lugar en el que naces y la gente con la que te juntas y te rodeas te marca tu acento. Eso es normal, pero la pluma no es un acento de un lugar determinado tampoco. Entonces me hago esta pregunta: ¿esas personas se han movido en un círculo tan cerrado que les ha hecho adoptar esa forma de hablar? Así a bote pronto, suena muy fuerte y no lo acabo de ver. ¿Se sienten más cómodos hablando así tal vez? Vuelvo al principio: ¿tu orientación sexual puede marcar tanto tu personalidad en otros muchos aspectos?

Pseudoalucinación parasitaria de hoy: You spin me round (like a record) - Dead or Alive.

 

domingo, 22 de febrero de 2015

Sí... Pero no

Tengo un grupo de amigos que nos juntamos desde hace unos años los sábados a la noche. Antes nos juntábamos todas las semanas pero desde hace un tiempo la gente se ha ido emparejando y ya no lo hacemos con tanta frecuencia. Hasta este punto es todo normal y, entiendo que todos nos tenemos que adaptar a estas circunstancias y tener recursos para ello. Yo tengo la fuerza para hacer cosas por mi cuenta o bien echarse la manta a la cabeza y buscar planes nuevos.
 
Sin embargo hay una cosa que me cabrea bastante y es que la gente cuando se acerca el fin de semana proponga quedar y luego se eche atrás a última hora con excusas absurdas. Anteayer, sin ir más lejos, una persona propuso quedar y ayer se echó para atrás, yéndose por los cerros de Úbeda y encima intentando dar la vuelta a la tortilla para que pareciese que la culpa era de los demás por no poner interés.
 
Al final nos vimos a última hora pero otro amigo no se enteró y se quedó sin venir. El problema es que no es la primera vez que pasa algo parecido y esta misma persona en verano se enfadó porque una vez se hizo plan y ni siquiera se le avisó. Yo también me quedé plantado esa vez, pero ya me había buscado plan alternativo en previsión de quedarme en casa muerto de asco.
 
En Navidad vino un amigo que vive lejos. Se planteó con más de una semana de margen para quedar a cenar el sábado. El día de autos no aparecimos más que tres. Al día siguiente a esta persona no se le ocurrió más que mandar un Whatsapp diciendo "A ver cuándo quedamos para cenar", a lo que yo respondí: "Ayer".
 
Estoy ya cansado de que esta misma persona líe y enrede con excusas absurdas. Estoy empezando a pensar que quiere estar con unas ciertas personas y con otras no. Yo me mantengo al margen, pero un amigo no lo hace, se cabrea y luego me viene a mí con los lamentos.
 
Ya se lo dije: la primera vez que se lo hace es culpa del que enreda. Las siguientes ya es culpa suya por dejarse enredar. Y lo peor es que va a ser fruto de mayores jaleos y yo prefiero quedarme al margen, así que me parece que a partir de ahora tendré que buscarme la vida por otro lado en mis ratos de ocio.
 
Pseudoalucinación parasitaria de hoy: Under your thumb - Godley & Creme.
 

jueves, 19 de febrero de 2015

Un poco de romanticismo

En la entrada anterior puse una canción que, desde la rebeldía plasamada en una cancion punkie, hablaba del sexo sin amor y la promiscuidad. Hoy voy poner una canción que habla del sexo con amor, mucho amor.

Normalmente las canciones muy románticas me suelen empalagar, bien sean canciones de verano o bien sean obras elaboradas bajo textos de Pablo Neruda, por ejemplo. Quizás es porque nunca he sentido esos sentimientos tan fuertes, no lo sé.

El caso es que hay una canción que se ha llegado tan lejos y ha envejecido tan mal que ha pasado de resultar dulzona a resultar extravagante. Y a mí me gustan esas cosas. Se trata del éxito de 1976 "Yo también necesito amar" de Ana y Johnny:


Ana y Johnny (que en realidad se llamaba Juan Enrique pero el nombre Enrique y Ana se quedó para otro dúo setentero) eran pareja en la vida real. Al morir Franco y desaparecer la censura compusieron canciones románticas con una cierta carga sexual. Esta canción fue toda una revolución en su momento, pero hoy en día veo que ha envejecido mal.

Como buena canción romántica, tiene el ritmo lento. Empiezan los pianos y las violinadas mientras Johnny saca un arco y una flecha que lo clava en un corazón cual Cupido en pantalones de campana. Toda una declaración de intenciones.

La letra habla de una pareja con unos roles un tanto marcados y anticuados: el hombre que lleva las riendas y la mujer inexperta y sumisa. Él canta con una voz rasgada mientras ella muestra un tono dulce... Hasta que se desata y deja a Mónica Naranjo a la altura del betún (minuto 3:30).

El dúo tuvo una carrera un tanto corta que no llegó a la siguiente década. La canción hay que ponerla en su contexto, es decir, una época de cambios. Fuera de ella ya no suena tan bien. Diez años después, el programa "A uan ba buluba balam bambu" hizo un videoclip en plan "Don Juan Tenorio y Doña Inés viajan a los años 70":


Más recientemente, el dúo Ríos de Gloria hizo una versión, pero es para salir corriendo. Ni para perversión vale.

Pseudoalucinación parasitaria de hoy: Yo también necesito amar - Ana y 
Johnny.

sábado, 14 de febrero de 2015

Ni Carnaval, ni San Valentín ni 50 Sombras de Grey

Hace unos días me llegó este fotomontaje vía Whatsapp:

Cierto es, hoy no voy a follar, como bien reza esta falsa cita de Julio Iglesias. La verdad es que no es porque no me apetezca, es que ninguna de las tres opciones forma parte de mi día.

En relación al Carnaval, no me gusta disfrazarme. Y eso que en mi pueblo los carnavales se celebran por todo lo alto. Existe la tradición entre los grupos de amigos de no contar a nadie de qué se van a disfrazar y hacerlo de manera que nadie te reconozca. Sin embargo, ni a mí ni a casi nadie de mi entorno le gusta ese rollo.

San Valentín me empalaga. Me gusta todavía menos. Igual es porque nunca he estado enamorado pero me parece una fiesta importada por conveniencia consumista. Soy de la opinión de que el amor hay que cultivarlo a diario. Si es así, a lo mejor un día como éste sobra. Por este motivo, hoy la pseudoalucinación va dedicada a la vida promiscua y al sexo sin amor:



Las Vulpes era un grupo punkie de manual. Este vídeo se emitió un sábado por la mañana de 1983 en un programa llamado "Caja de Ritmos", cuando todos los niños están viendo la televisión. El ABC puso el grito en el cielo, el Fiscal General del Estado se querelló contra ellas por escándalo público y el programa fue cancelado. Es una "perversión" (más todavía) del I wanna be your dog de los Stooges. Desde la perspectiva que da el tiempo, esta canción me encanta, por esa mezcla de rebeldía juvenil mezclada con ingenuidad que tiene (las edades de las componentes creo que iban desde los 17 a los 20 años en ese momento).

Y sobre "50 Sombras de Grey", pues ni he leído el libro ni voy a ver la película. No es un argumento que me atrae. He de reconocer que no echaría a Jamie Dornan a patadas de mi cama, pero ese rollo dominación - sumisión, hoy por hoy, no me gusta lo más mínimo en cuanto a prácticas sexuales.

Así que, dado que el amigo que no está celebrando San Valentín con su pareja o Carnaval también se ha buscado un plan alternativo para hoy, mi idea es subir a ver "Dios mío, pero qué hemos hecho" yo solo. A ver si hay suerte y la sala no está muy llena.

Pseudoalucinación parasitaria de hoy: Me gusta ser una zorra - Las Vulpes (versión de estudio).

jueves, 12 de febrero de 2015

Versiones y perversiones VI

La misión de hoy es presentar un grupo que, hasta donde yo conozco, se dedica a hacer versiones. Podría haber escogido muchas canciones, pero he elegido ésta:


A excepción del batería barbitas, no es una canción que me haya llamado mucho la atención (tampoco me disgusta). Toda ella es muy americana, desde la estética del vídeo hasta el acento del cantante, pasando por la censura de la palabra "gun" (!). Sin embargo, la he empezado a mirar de otra manera desde que descubrí esta versión:


Pongamos en contexto: se plantan ocho personas (siete ukeleles y un bajo acústico) ante 6.000 personas y son capaces de dejar los pelos como escarpias. Dedican la canción a todos los adolescentes que tocan el ukelele y se marcan cuatro minutos que ponen la carne de gallina.

No es la única vez que la Ukelele Orchestra of Great Britain se marca una versionaza. Lo ha hecho con Talking Heads o David Bowie.

miércoles, 4 de febrero de 2015

Contar o no contar

A raíz de una conversación que tenía pendiente y que llevé a cabo hace unos días, empezó a salir el tema de compaginar la vida que llevamos con la necesidad de conocer personas. Un punto que salió a la palestra es el tema de la discreción, de lo que contamos y a quién se lo contamos.

No me gusta dar detalles morbosos, ni aquí en el blog ni hablando con nadie cara a cara. Tampoco quiero dar nombres ni criticar por criticar a nadie. Si en este blog hablo de terceras personas es más por reflexionar sobre las actitudes que yo muestro hacia lo que me voy encontrando por la vida que el cotilleo puro y duro. Por otro lado, está claro que dichas personas en algún momento han formado parte de mis vivencias y es inevitable no hablar de ellas. Por supuesto, sin nombres de por medio.

Esto viene a que, a veces, tengo la sensación que ando jugando algo con la gente. No es algo que me guste pero el haber llegado tarde a ciertas cosas lo hacen inevitable. Lo intento remediar pero la alternativa a no jugar con nadie es quedarme encerrado en una burbuja sin contacto humano, cosa que no contemplo porque ya he comprobado que a la larga no es bueno.

Tengo la necesidad de hablar y pedir consejo sobre lo que me preocupa, y eso implica hablar de terceras personas y contar cosas suyas que llevan a un terreno bastante personal. Espero que esto no me cause problemas en el futuro.